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Identificado con el apodo de John, este ilustrador de origen chino decidió usar su talento para mostrar al mundo el antes y después de su vida a partir de que empezó a adoptar mascotas. Inició su aventura con un Golden Retriever llamado Maimai, descrito por su dueño como “el malvado peludo más lindo de todos”, y actualmente la familia incluye a otro perro y dos gatos.
A través de sus ilustraciones, John nos muestra que le es imposible no sentirse una mala persona por no compartir su comida con su amigo de cuatro patas cuando lo mira con esa expresión tan adorable. Además, ejemplifica de forma perfecta por qué nos podemos olvidar de cualquier probabilidad de mantener la casa en orden cuando adquirimos una mascota. Y eso sin mencionar la cubierta constante de pelo que se instala en todas las superficies, se adhiere a la ropa y que en ocasiones pasa hasta los alimentos.
Pero todo esto se compensa cuando llegas a casa y tu mascota no ve la hora de jugar un poco, ganarse unos mimos o simplemente recibir algo de comida. Poco después de adoptar a su primer perro, John declaró en una de sus publicaciones: “En todo lo que puede pensar es en salir del trabajo e ir a casa. Saber que Maimai me está esperando es una sensación maravillosa”.
Concentrarse en la comida es una tarea imposible cuando hay ojos y hocicos ansiosos por saber (y degustar) que estás comiendo.
De un día para otro la galería del celular se ve inundada con fotografías del animal.
Volver a casa y encontrar todo exactamente en el mismo lugar en que estaba cuando saliste (o intacto) es algo irrealizable.
El interior del auto adquiere una cobertura permanente de pelo, sin contar las marcas de mordidas, rasguños y otras huellas de que tu mascota estuvo en ese lugar.
El dinero deja de ser tuyo, y una parte sustancial del sueldo acaba en la caja del lugar donde compras la comida y los juguetes para tu mascota.
Tu vida social pasa a tener un agujero enorme, justo donde cabe el tiempo para sacar a pasear al perro, llevarlo al veterinario o simplemente jugar un poco.
En muchos casos, papá y mamá te van a dar el típico sermón de que no tienes tiempo ni responsabilidad suficiente para encargarte de un animal, pero al final terminarán demostrando más afecto por ellos que por ti.
Tendrás que reabastecer regularmente la caja de juguetes de tu mascota, pues los “accidentes” que involucran garras y dientes están a la orden del día.
Se hará necesario tener cuidado especial con los gadgets o mantener siempre un cable de respaldo para cada dispositivo.
Esas fueron las experiencias con Maimai y sus otras mascotas que John compartió, seguramente te sientes identificado con alguna.
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