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Cuando se entra a la madriguera de los misterios sin resolver que han surgido a través de la historia, resulta muy plausible que perturbemos nuestras mentes al enterarnos de la forma en que se han cometido muchos asesinatos brutales, desapariciones misteriosas y toda una serie de eventos extraños en nuestro mundo. A continuación te presentamos cinco de los misterios sin resolver más inquietantes y escalofriantes.
El caso de las máscaras de plomo.
En 17 de agosto de 1966, un par de mecánicos brasileños salieron de Campos dos Goytacazes con la encomienda de reabastecerse con suministros y adquirir un automóvil – lo que quizá explique por qué se llevaron una gran cantidad de dinero. Miguel Jose Viana y Manoel Pereira da Cruz fueron vistos por un cantinero cuando hicieron una parada en un bar para conseguir un trago de agua. El cantinero notó que Viana parecía especialmente urgido y revisaba su reloj constantemente. Esa fue la última vez que los vieron con vida.
Sus cadáveres fueron recuperados tres días después en las inmediaciones de Morro do Vintém, Niterói, en Rio de Janeiro. Llevaban puestos trajes y también vestían chaquetas impermeables. Entre sus pertenencias también se encontraron máscaras de plomo (como las que alguien usaría para protegerse de la radiación), una botella de agua vacía, una libreta y dos toallas. En la libreta se encontró una confusa nota en portugués que decía lo siguiente:
16:30 estar en el lugar indicado, 18:30 tragar las cápsulas, después del efecto proteger metales esperar por la señal máscara.
El dinero desapareció.
Desafortunadamente no realizaron una autopsia, y no había indicios visibles de la causa de muerte. Todas las pistas apuntan a que los engañaron para robarles el dinero, pero el misterio sigue vigente: ¿qué les prometieron a cambio, y por qué llevaban objetos tan inusuales como máscaras de plomo?
La extraña muerte de la familia Jamison.
En las muertes de Bobby, Sherilyn y Madyson Jamison todo ha sido conjeturas, desde una eventual muerte por sobredosis de metanfetaminas hasta la brujería. La familia desapareció junta el 8 de octubre de 2009 bajo circunstancias sospechosas. El perro de la familia fue localizado dentro de su camioneta abandonada, casi muerto a causa de una severa desnutrición. En el interior del vehículo también se localizaron las identificaciones de los padres, teléfonos celulares, carteras y casi US$ 32 mil en efectivo.
Las teorías populares decían que fingieron su muerte, ingresaron a un programa de protección de testigos, cometieron un suicidio grupal, murieron víctimas de una secta o que simplemente se vieron involucrados con el tráfico de drogas. Extrañamente, los Jamison habían tenido varias reuniones con su pastor y en estos encuentros afirmaban haber visto espíritus en su hogar. Tras la desaparición, una “biblia de las brujas” se encontró en el interior de la casa.
Sus restos no serían descubiertos sino hasta 2013, más de cuatro años después de su desaparición. Después de todo ese tiempo, los restos eran irreconocibles y fueron localizados a aproximadamente tres millas de donde abandonaron su auto. Después de las pruebas forenses se constató que los restos pertenecían a los Jamison, pero la causa de la muerta jamás pudo determinarse.
La fotografía de arriba pertenece a Madyson Jamison y fue la última imagen que se le tomó con vida, la policía la encontró en el celular de Bobby Jamison que había sido abandonado en la camioneta. Algunos han especulado que la foto quizá fue tomada por el asesino, pues los amigos de la familia señalaron que Madyson parece muy angustiada.
Accidente en la Avenida Taconic.
Poco después de la 1:30 p.m. del día 26 de julio de 2009, Diane Schuler y cinco pasajeros menores que la acompañaban se dirigían a una colisión contra una SUV. Schuler y cuatro de los niños murieron en la colisión, así como tres personas más que viajaban en la SUV.
Por algún motivo, Schuler había conducido aproximadamente dos millas en sentido contrario sobre la concurrida Taconic State Parkway a velocidades por arriba de los 100 km/h. El motivo pareció bastante obvio después de la autopsia, que reveló un índice de alcoholemia de 0.19 (el límite legal era de 0.08) que significa, considerando su peso y estatura, que había ingerido alrededor de 10 bebidas, también encontraron rastros de THC, el ingrediente activo de la marihuana. Evidentemente, la mujer conducía de forma errática por qué estaba totalmente intoxicada.
Excepto que cuando dejó el campamento familiar esa mañana a las 9:30 a.m. parecía complemente sobria. También parecía sobria cuando se detuvo en un McDonald’s camino a casa. También parecía sobria cuando se detuvo en una gasolinera a comprar analgésicos (que no encontró) a las 11 a.m. La mujer reportó con su hermano alrededor de las 11:30 que estaba retrasada por culpa del tráfico. Diez minutos más tarde fue vista a la orilla de la carretera inclinándose y dando arcadas, como si estuviera vomitando.
En torno a la 1:00 p.m. el hermano recibió otra llamada del teléfono celular de Schuler, pero esta vez era una de sus sobrinas. La pequeña afirmaba que “tía Diane” estaba teniendo problemas para ver y hablar. Schuler tomó el teléfono, corroboró la afirmación de la niña y dijo que estaba desorientada. Su hermano le dijo que se quedara allí (estacionada al lado de la carretera), que él iría a recogerla. Después de eso ninguna otra llamada fue contestada en el celular de Schuler. Más tarde su teléfono fue localizado abandonado en las cercanías.
Después de la 1:30 p.m. varios testigos vieron una minivan desplazándose erráticamente en sentido contrario por la avenida. Este recorrido terminó con el mortal accidente que describimos al principio.
Aunque la autopsia ofrece información tajante y seca, la línea temporal (así como las afirmaciones de la familia de que Schuler jamás se habría comportado de una forma tan irresponsable) parecen sugerir lo contrario. Solo existe un lapso de 30 minutos entre que Schuler muestra un comportamiento normal y empieza a comportarse de forma extraña, ella misma llegó a afirmar que no podía ver o distinguir dónde estaba.
¿Realmente podría haberse alcoholizado tan rápido? De ser así, ¿por qué no esperó a que su hermano fuera por ella? ¿Por qué abandonó su teléfono celular?
Como lo apuntó claramente el documental There’s Something Wrong With Aunt Diane, jamás nadie llegará a saber lo que sucedió en esa minivan aquel día con excepción de Brian, único sobreviviente e hijo de Diane. Lamentablemente, todo lo que puede recordar de aquella tragedia es que “a mamá le dolía la cabeza y no podía ver”.
La tragedia de la familia Sodder.
En 1945, justo en la víspera de Navidad, los niños Sodder – Maurice (14), Martha (12), Louis (9), Jennie (8) y Betty (5) – quedaron atrapados en el interior de la casa de la familia cuando se desató un incendio a la 1 a.m. Su padre, George, valerosamente intentó salvarlos pero no pudo volver a ingresar a la casa. Su hija Marion corrió hasta la casa de un vecino para llamar a los bomberos, pero la ayuda no llegó sino hasta las 8 a.m. Para entonces, la casa había sido reducida a un montón de cenizas.
Los Sodder que sobrevivieron a la tragedia supusieron que los niños habían muerto, pero la búsqueda que se hizo el día de Navidad no resultó en el hallazgo de cuerpo alguno. Fue entonces que el jefe de bomberos sugirió que el fuego había alcanzado temperaturas lo suficientemente altas como para incinerar completamente los cinco cuerpos.
Pero había algo más a tener en consideración. George Sodder, nacido como Giorgio Soddu en Italia, no era para nada adepto al régimen que había instaurado Mussolini – y no se molestaba en ocultarlo. Después de negarse a adquirir un seguro con un vendedor pocos meses antes del incendio, el vendedor lo amenazó diciendo: “tu maldita casa se convertirá en humo, y tus hijos serán destruidos. Tendrás que pagar por los sucios comentarios que has estado haciendo sobre Mussolini”. Además, justo antes de Navidad, el hijo mayor vio a un hombre estacionado cerca de su casa, observando a los niños mientras regresaban de la escuela.
Jennie Sodder, la madre, no entendía cómo cinco niños pudieron haber muerto en el incendio sin dejar ningún tipo de rastro. Un empleado del crematorio le dijo que los huesos aún podían mantenerse intactos entre un fuego de dos horas a 2000 °C. Su casa se había quemado en 45 minutos. También notaron que en el sótano de la casa los electrodomésticos se quemaron y fundieron, pero todavía eran reconocibles.
Muchos sucesos extraños seguirían empañando la búsqueda de respuestas de la familia sobre cómo y por qué les sucedió esto – el cableado había sido cortado y no se encontraba defectuoso como se supuso en un inicio, un testigo dijo haber visto a alguien revisando el carro de George, un miembro de la familia dijo haber escuchado un grito en el techo antes de que iniciara el fuego, pero el suceso más extraño aconteció casi dos décadas después, en 1968.
Jennie Sodder recibió una carta dirigida solo a ella, con un sello postal de Kentucky sin remitente. Venía la foto de un hombre moreno de unos 20 años. En el otro lado había una nota escrita a mano:
Louis Sodder. I love brother Frankie. Ilil Boys. A90132 or 35.
El hombre tenía un parecido sorprendente con Louis Sodder, uno de los niños que presuntamente murieron en el incendio. La familia no dejó pasar la oportunidad y envió un investigador privado a Kentucky – jamás volvieron a saber de él.
La última Sodder con vida, Sylvia, sigue sin creer que sus hermanos hayan perdido la vida en aquel fatal incendio, pero nadie tiene pistas de dónde – o por qué – desaparecieron.
La desaparición de Nicholas Barclay.
El 13 de junio de 1994, Nicholas Barclay de 13 años de edad salió de casa en dirección a una cancha de baloncesto del barrio. Cuando terminó, llamó a su madre para que fuera a recogerlo, pero estaba dormida. Su hermano mayor no la despertó y Nicholas jamás regresó a casa.
Al principio creyeron que pudo haber escapado (como lo había hecho previamente), pero nunca se había ido durante tanto tiempo. Según la familia, era un niño problema y recientemente había robado un par de zapatos. La audiencia con el juez estaba prevista para el 14 de junio, justo un día después de su desaparición, por lo que esto también se tomó en consideración.
Pasaron los años sin ninguna pista de Nicholas. En octubre de 1997, más de tres años después, la familia Barclay recibió una llamada desde España. Un joven que se hacía llamar Nicholas solicitaba volver a casa. Afirmaba que lo habían obligado a participar en una red de explotación sexual infantil. La hermana de Nicholas viajó hasta España, identificó a su hermano y ambos regresaron a Texas.
Sin embargo, nada encajaba en la historia del joven. Su cabello era de un color marrón oscuro, que posiblemente pudo haber oscurecido desde el color marrón claro de Nicholas, pero sus ojos también eran marrones – y Nicholas tenía ojos azules. ¿Su respuesta? Que sus captores le habían alterado el color del cabello y de los ojos durante el abuso. Su patrón de expresión estaba desfasado y tenía un marcado acento francés. Sin embargo, la familia Barclay terminó creyendo todo.
De hecho, estaban tan desesperados por creer que este sujeto era Nicholas Barclay que ignoraron las pruebas de ADN y las huellas dactilares que tomó el FBI. Estas pruebas constataron, de forma irrefutable, que no era Nicholas Barclay, sino un francés haciéndose pasar por el hijo desaparecido.
En el documental The Imposter, este sujeto francés – Frederic Pierre Bourdin, imagen arriba– dijo que aunque estaba consciente de su engaño, notó que la familia de Nicholas se creyó muy fácilmente su farsa. A pesar de su gran mentira, notó una desesperación sutil en esta familia, como si su aparición fuera una especie de coartada.
Nicholas sigue desaparecido.
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