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A muchos nos encanta divulgar “datos curiosos” en las pláticas con amigos o incluso cuando conversamos con los pequeños. Sin embargo, algunas veces se trata de información poco precisa o fuera de contexto. Hoy te presentamos cinco de los datos erróneos más comunes y el por qué los interpretamos de una forma tan absurda.
1 – “Según la ciencia, los abejorros no deberían volar”.
Los abejorros, también conocidos como “moscardones”, poseen un cuerpo con una envergadura de aproximadamente 3 cm, pero sus alas no tienen mucha proporción con su tamaño. Por eso, algunas personas están convencidas de que sus alas no deberían ser capaces de sustentar su cuerpo en un vuelo.
Esta falacia divulgada principalmente entre los menores inició de forma poco impresionante. Esta afirmación empezó con un ingeniero en una fiesta y cálculos sobre una servilleta. El problema de los cálculos de este ingeniero alcoholizado (típico del gremio) fue que ponderó las alas del insecto como partes fijas – como las alas de un avión – pero, de hecho, son rotativas.
El ingeniero en cuestión admitió su error poco después, pero ya era demasiado tarde y el mensaje ya había empezado a divulgarse. Pero, lo que sí no debería haber olvidado antes de hacer sus cálculos es que los moscardones, de hecho, pueden volar.
Como decía Richard Feynman – y cualquier otro investigador sobre la Tierra –: si la hipótesis no corresponde con lo que sucede en la práctica, es porque está mal.
La realidad es que las alas de un animal como este funcionan de una manera muy especial. No van arriba y abajo como las de un ave, sino que hacen círculos a una velocidad increíble, generando mini remolinos que le permiten mantenerse en el aire.
2 – “Un martillo y una pluma llegan al suelo al mismo tiempo”.
Una historia muy popular es la de Galileo Galilei dejando caer una piedra pequeña y otra grande en la Torre de Pisa para ilustrar que objetos con masas diferentes sufren la misma acción de la fuerza de gravedad. Algunas versiones aseguran que este experimento habría involucrado a una pluma y un martillo en lugar de dos rocas.
El hecho es que este experimento no tendría validez en la Torre de Pisa, pues la resistencia del aire y la forma de los objetos influirían en el tiempo de caída. Por ejemplo, una hoja de papel bond tarda más en caer que una bola de papel bien amasada hecha con la misma hoja.
El experimento descrito solo sucedería en una situación particular, donde no existiera la resistencia del aire ni otras influencias externas. Es más, el experimento ya fue demostrado en la práctica, en la luna, cuando David Scott arrojó una pluma y un martillo desde la misma altura. Los dos objetos llegaron al suelo al mismo tiempo. “Galileo tenía razón”, reza aquel histórico video.
3 – “Saturno flotaría en el agua”.
La idea tras esta afirmación es que a pesar del gigantesco tamaño de Saturno, toda vez que es gas, podría flotar en el agua.
El problema es que Saturno no es un solo objeto. Probablemente su centro es rocoso, rodeado de hidrogeno metálico. Según sabemos todas estas sustancias son más densas que el agua. Lo que motiva a las personas a hacer esta afirmación es la atmósfera del planeta que se compone principalmente de hidrogeno. Esto provocaría que su densidad total fuera menor.
Pero el gas no se quedaría en su lugar si el planeta fuera sumergido en agua. Esta afirmación equivale a decir que tu casa es menos densa que el agua, pues hay unos buenos kilómetros de aire por encima de ella, en la atmósfera.
Además, sería imposible encontrar agua suficiente como para sumergir al segundo mayor planeta de nuestro Sistema Solar. También sería necesario que este volumen tuviera una masa superior a la del planeta, para que lo “bajara”, y no al revés.
En resumen, una afirmación como esta no debería existir.
4 – “Una cucharada de estrella de neutrones tiene la masa de 10 millones de toneladas”.
Sabemos que las estrellas de neutrones son cuerpos celestes súper masivos, ultra compactos y, por ello, con una gravedad altísima. Entonces, una porción del tamaño de una cuchara sopera rellena con fragmentos de esta estrella equivaldría a 10 millones de toneladas.
La verdad es que ninguna cuchara conocida podría “contener” esta sustancia, debido a su masa tan absurda. Incluso si fuera posible reunir esta cantidad de sustancia, inmediatamente haría un agujero a la cuchara, a tu pie y seguiría por varios kilómetros en el subsuelo. Sería como arrojar una bola de metal en una caja llena de bolas de espuma de poliestireno. Es decir, es un absurdo pensar en una cuchara y una estrella de neutrones en un mismo ambiente. Ya puedes regresar esa cuchara al cajón de la alacena.
5 – “El gato de Schrödinger está vivo y muerto al mismo tiempo”.
El escenario que nos presenta el gato de Schrödinger es un ejercicio mental, una comparación forzada que no funcionaría en la práctica, creado para hacer de la mecánica cuántica algo más comprensible.
Para quien lo desconoce, el escenario es: un gato puede estar vivo o muerto al mismo tiempo. ¿Cómo? Se le coloca en una caja cerrada, con un recipiente lleno de veneno y un detector de radiación llamado contador Geiger. En la caja también hay una fuente radiactiva que empezará a liberar radiación en un momento desconocido. Apenas el detector percibe la radiación, el frasco del veneno se rompe, matando al gato. Como no sabemos si el gato está vivo o muerto sin abrir la caja, la mecánica cuántica sugiere que después de algún tiempo el gato estará simultáneamente vivo y muerto. Pero si abrimos la caja, veremos un gato vivo o muerto, y no una mezcla de los dos.
Este ejemplo fue ideado para ilustrar lo extraña que resulta la interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica. El estado vivo-muerto del gato se da por el enmarañamiento de estos dos estados mientras el sistema permanece cerrado y sin ser observado.
El problema es que algunas personas se toman esta idea de forma literal, y realmente creen que un gato podría estar vivo y muerto al mismo tiempo en una caja cerrada. Pero la mecánica cuántica no sucede en objetos del tamaño de un gato. La propia definición de esta teoría física dice que se usa en el estudio de sistemas físicos de dimensiones próximas o por debajo de la escala atómica, como moléculas, átomos, electrones, protones. Ya puedes devolverle al pobre gato esa caja de cartón que tanto ama.
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