Aunque al estudiar la historia nos familiarizamos con figuras prominentes, como el rey Luis XV, Napoleón Bonaparte, etc., poco sabemos sobre las amantes que compartieron sus camas y, en ocasiones, hasta fueron las madres de sus hijos. Estas diez prostitutas famosas lograron que sus nombres destacaran en su época. Entre ellas hay respetadas modelos, artistas y actrices. Detrás de su fama sus vidas estaban sumergidas en misterio, intrigas y ocasionalmente uno que otro asesinato.
Friné.
Friné es una de las pocas prostitutas cuya belleza aún puede ser admirada en los museos de arte. Como cortesana en la Antigua Grecia, Friné llegó a ser conocida por su buena apariencia y por haber modelado para el pintor Apeles y el escultor Praxíteles. Se ha especulado que tanto el modelaje como la prostitución dejaron a Friné tantas riquezas que colaboró en la reconstrucción de los muros de Tebas después que Alejandro Magno los destruyera en el 336 a.C.
Como muchas prostitutas, Friné fue objeto de la ridiculización pública y la llevaron a juicio por motivos religiosos. La defensa de Friné estuvo a cargo del orador Hipérides por encargo de Praxíteles, pero el abogado fue incapaz de convencer al jurado de la inocencia de la mujer. Se dice que como último recurso Friné mostró los pechos al jurado, alegando que no podían privar al mundo de tanta belleza y después de esto la absolvieron por unanimidad de las acusaciones.
Veronica Franco.
Veronica Franco fue una mujer fascinante que existió en el periodo renacentista en Venecia. Además de dedicarse a la prostitución, Veronica fue bien educada y llegó a publicar diversos volúmenes de poesía. También fundó una institución de caridad que ofrecía ayuda a las cortesanas y sus hijos.
Uno de los clientes más notables de Veronica Franco fue Enrique III, rey de Francia. En 1565 la destacaron como especialista en una popular guía de prostitutas venecianas. En 1577, Veronica fue llevada a la corte por el Santo Oficio acusada de brujería, pero se salvó gracias a que retiraron los cargos por influencia de sus muchas “amistades”. Los estudiosos creen que murió relativamente pobre, sin ningún tipo de apoyo social o financiero.
Jeanne Bécu.
Jeanne Bécu fue conocida entre la corte francesa de Luis XV como Madame du Barry por ser, evidentemente, la amante oficial de Luis XV. Ella comenzó a prostituirse en París, donde tuvo como clientes a aristócratas de alto nivel y, eventualmente, se hizo camino hacia el Palacio de Versalles, donde un depresivo y solitario Luis XV terminó conociéndola.
Jeanne se casó con un miembro de la nobleza, fue así que logró acceder a la corte de Luis XV, lo que generó una mezcla de factores que destruyeron, en esa época, las relaciones exteriores de Francia. A la muerte de Luis XV, Jeanne Bécu fue enviada a un convento y en el año de 1793 murió en la guillotina durante el tribunal revolucionario de París.
Sally Salisbury.
Sally Salisbury, que vino al mundo con el nombre de Sarah Pridden, fue una prostituta valiente y extremadamente popular en Londres, durante el siglo XVIII. Sally empezó a prostituirse desde muy pequeña y, a los 14 años, ya trabajaba en un burdel de clase alta atrayendo señores y aristócratas.
Era famosa por su belleza, gracia y, paradójicamente, su mal humor. Sally se involucró en un escándalo público por haber apuñalado a John Finch, el dueño de un burdel, tras una pelea por un par de boletos de acceso a una función de ópera. Sally Salisburry fue a prisión y poco después murió debido a complicaciones relacionadas con la sífilis.
Nell Gwyn.
Nell Gwyn es conocida por haber sido la amante del rey Carlos II de Inglaterra. En su juventud, Nell se enamoró del teatro inglés y se preparó para ser actriz. Aunque no sabía leer ni escribir, estudió actuación en una escuela de arte, y a partir de allí se esparcieron algunos rumores de que supuestamente había tenido aventuras con actores famosos como Charles Hart y John Lacy. Nell Gwyn no se rindió en su sueño por ser actriz y actuó en varias piezas de comedia.
Eventualmente se abrió paso a la alta sociedad inglesa y conoció al rey Carlos II, para poco después convertirse en una de sus 13 amantes. Tuvo dos hijos con el monarca y, aunque nunca les dio un título, uno de sus hijos terminó recibiendo el título de Duque de St. Albans.
Emma Elizabeth.
Emma Elizabeth Crouch nació en Londres allá por el siglo XIX. Asistió a un colegio en Francia y tuvo la oportunidad de recibir una buena educación que le rindió habilidades sociales en las altas esferas. Tras un encuentro con un hombre que la violó y después le pagó, Emma empezó a prostituirse en The Argyll Rooms, un famoso bar y burdel de la época en Londres.
Al trasladarse a París, Emma adoptó el nombre de Cora Pearl y empezó a ganarse una reputación como cortesana de hombres ricos. Cora llegó a ser una celebridad en París durmiendo con muchos famosos, entre ellos Napoleón Bonaparte.
Catherine Walters.
Catherine Walters fue una cortesana inglesa icono de la moda que parecía, en el siglo XIX, tener a todos en Londres rendidos a sus pies. Catherine lo tenía todo: era hermosa, popular y tenía múltiples benefactores ricos. Entre sus clientes más distinguidos estaban el rey Eduardo VII, y Napoleón III. Contrario a las prostitutas de su tiempo, Catherine Walters vivió hasta la edad de 80 años con mucho dinero y un legado formidable.
Lulu White.
Las historias sobre Storyville, un distrito de zona roja en Nueva Orleans a inicios de 1900, estarían incompletas sin la mención de Lulu White: prostituta, madame de burdel y empresaria. Era la dueña de Octoroon Parlou y administraba alrededor de 40 mujeres. El burdel era un pub para los amantes del jazz y señores que estaban dispuestos a explorar las cinco salas y las 15 habitaciones reservadas para los huéspedes especiales.
En 1917, cuando fue objeto de la discriminación de género en Nueva Orleans, Lulu White fue obligada a cerrar su establecimiento. En la cultura contemporánea Lulu ocupa un lugar especial al ser referida en la canción “Mahogany Hall Stomp”, de Louis Armstrong, y por haber recibido de un club de jazz de Boston un barco con su nombre: Lulu White.
Martha Canary Burke.
Martha Canary Burke, también conocida con el apodo de Calamity Jane, se hizo famosa por haber luchado contra los nativos americanos al lado de Wild Bill Hickok y por ser prostituta en el Fort Laramie Three-Mile Hog Ranch, en Wyoming, Estados Unidos. Pese a su ríspida reputación, Jane era una mujer linda con cabellos y ojos oscuros.
Por haber elegido una profesión poco común para las mujeres, Jane solía vestir como hombre, lo que le permitía moverse libremente y conseguir empleos que nunca habían sido concebidos para la mujer, como trabajar con ganado, explorar minas y, también, como contadora de historias en el Buffalo Bill Wild West Show.
Sada Abe.
Sada Abe era una geisha de bajo nivel cuando la infectaron con sífilis y no tuvo elección: siguió prostituyéndose en Tobita, un popular burdel de Osaka. Durante sus viajes a Tokio, conoció a Kichizo Ishida, a quien terminó asesinado por asfixia (hipoxifilia). Fue a prisión en mayo de 1936. Abe estaba mentalmente perturbada y tenía problemas para controlar sus celos.
Después de matar a Kichio Ishida, Sada Abe le cortó el pene, se lo guardó en el kimono y escribió el nombre de él en su brazo. Los testículos de Ishida estuvieron expuestos, durante un largo periodo de tiempo, en una plaza pública tras la Segunda Guerra Mundial. Abe salió de prisión cuando terminó la guerra y es esfumó en 1970.
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