Ayer finalmente tuve la oportunidad de ver “Buscando a Dory” con la familia. Pixar nos dejó muy mal acostumbrados, y cuando asistimos a una sala de cine esperamos que todas las animaciones del estudio sean avasallantes. Dory no es así. Se trata de una animación ligera, divertida, profesional y muy preocupada de colocar a casi todos los personajes de “Buscando a Nemo” en esta aventura, intentando crear un enlace emocional con aquellos que eran unos niños cuando Nemo triunfó en los cines.
El resultado es una película sin alma y sin mucha emoción. Pero, aclaro que “Buscando a Dory” es una película divertida que vale la pena ir a ver al cine. Lo único que debes hacer es bajar un poco tu expectativa, ¿estamos? Ahora pasemos a la razón de esta publicación.
Todos los días vemos protestas contra acuarios en prácticamente todos los rincones del mundo. Sea World está en el ojo del huracán desde hace ya varios años y las críticas de las sociedades protectoras de animales le han obligado a cerrar muchas de sus atracciones. Personalmente creo que si Sea World no se reinventa, en menos de una década terminará por cerrar de forma definitiva.
En “Buscando a Dory”, Pixar / Disney nos dan a entender la necesidad de tener estos acuarios con el único objetivo de cuidar de peces y mamíferos acuáticos enfermos – y no con la finalidad de exhibirlos. En múltiples ocasiones repiten el lema de la vida marina – rescatar, rehabilitar y devolver – para dejar muy en claro la razón de que exista ese inmenso acuario que aparece en la animación.
Por supuesto, nunca faltan los vivales que se aprovechan de la situación. Así sucede con el boom de la animación que condujo a la alza de precios por alta demanda del pez cirujano o Blue Tang (Dory) en diversos rincones del mundo. En Brasil, por ejemplo, cada pez llega a costar hasta USD$ 250. Es decir, las acciones en la realidad van totalmente contra la filosofía de la animación.
El pez cirujano es una especie sumamente difícil de reproducir en cautiverio y termina muriendo con extrema facilidad en ambientes domésticos. Dicho de otra forma, la muchedumbre está comprando Dorys que fueron extraídos de la naturaleza.
La animación repite muchas veces la importancia de rescatar, rehabilitar y devolver a los peces a la naturaleza, pero vienen unos acéfalos y, ¿qué hacen? ¡Los sacan de la naturaleza para ponerlos en acuarios!
Es mil veces preferible sufrir una pérdida de memoria – como Dory – que tener tal cantidad de excremento en la cavidad craneal.
El mensaje que intento comunicar hoy, estimados lectores, es que por favor no compren peces, y de preferencia ninguna otra mascota. Debemos estar conscientes de que los peces y cualquier otro animal deben existir en su hábitat natural.
Imagino que a ti no te gustaría que viniera un ser de otro planeta, te alejara de tus familiares y te llevara a un lugar remoto para mantenerte cautivo dentro de un tanque por el simple hecho de que le resultas curioso, ¿verdad?
El artículo Buscando a Dory, la raza humana falló miserablemente fue publicado en Marcianos.
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