Comúnmente creemos que una persona antisocial es aquella que cuando llega el viernes prefiere quedarse en casa y hacer una maratón televisiva que salir a divertirse con sus amigos en el lugar de moda de la ciudad. Sin embargo, en términos psiquiátricos y psicológicos el espectro antisocial es mucho más amplio. Para ser directos, lo que estás a punto de conocer se denomina trastorno de personalidad antisocial.
De forma simple, el comportamiento antisocial se caracteriza por que algunas personas se sienten incómodas o diferentes cuando entran en contacto con individuos desconocidos, eventos sociales, multitudes y cosas por el estilo. Cuando se ve ante este tipo de interacción, el individuo antisocial se siente alarmado, perseguido y angustiado.
En ciertos casos, el comportamiento antisocial se extiende a cuestiones más amplias, que es cuando la persona experimenta un profundo temor a los crímenes, desorden público, peleas y a la perturbación del orden, además de sentir una falta de confianza en los sistemas vigentes de seguridad.
Un poco más allá.
Un antisocial no solamente es una persona que se queda en casa buscando las últimas novedades en Netflix, sino que también termina adoptando comportamientos arriesgados y rebeldes; por ejemplo, recurriendo a prácticas como el vandalismo y el graffiti. Muchas veces, este patrón de comportamiento se caracteriza por la hostilidad hacia los demás.
En este sentido, los antisociales tienden a desafiar a la autoridad, romper las reglas y cometer actos fuera del margen legal como asaltos, vandalismo y faltas a la moral. Este tipo de comportamiento es detectable ya en la infancia, en niños a partir de los tres años de edad. Cuando no pasa por un control adecuado, puede agravarse con el paso del tiempo y transformarse en un disturbio crónico del comportamiento.
En la infancia, las señales de un comportamiento antisocial pueden presentarse a través de actitudes agresivas de los niños en relación a los padres, hermanos, profesores, amigos u otras personas de su entorno. Por ejemplo, los niños que disimulan actos de robo o vandalismo, pueden ser antisociales. En la adolescencia y en la adultez, el comportamiento antisocial también incluye el abuso de drogas y alcohol, así como la práctica de actividades riesgosas.
Ejemplos de comportamiento antisocial.
- Una sensación constante de incomodidad.
- Prácticas de vandalismo.
- Uso de alcohol y otras drogas en la vía pública.
- Daños al entorno
- Prácticas relacionadas a la prostitución.
- Uso indebido de explosivos y fuegos artificiales.
- Uso imprudente de vehículos.
- Hostilidad hacia los demás.
- Necesidad de aislamiento.
En relación a las diferencias de percepción del patrón antisocial en niños, lo que se sabe es que existen pocos estudios hechos en niñas y muchas incidencias en niños que se encuentran en la pubertad, momento en que tienden a desarrollar acciones más agresivas, tanto verbales como físicas. En las niñas el comportamiento antisocial se manifiesta en las relaciones, cuando actúan de una forma manipuladora y nociva, sin dar muchas señales de ello.
También se sabe que los hombres desarrollan este tipo de comportamiento más temprano que las mujeres. Los niños que presentan un patrón de comportamiento antisocial tienden a mantenerlo en la adolescencia, y el 75% de los adolescentes lleva dicho patrón hasta el comienzo de la fase adulta.
La explicación para este tipo de comportamiento puede encontrarse en el ambiente familiar y escolar, pues cuando se presentan agresiones y violencia se contribuye para que el niño o adolescente se desarrolle con ideas inconscientes de violencia y reclusión social.
Influencia y tratamiento.
Entre otros factores que influencian el desarrollo del comportamiento antisocial se encuentra el temperamento del individuo y su propensión a la irritabilidad, así como aspectos de su capacidad cognitiva, nivel de implicación con otras personas, exposición a la violencia y déficit de habilidad para resolver problemas.
También es importante resaltar que el comportamiento antisocial está relacionado con condiciones como la hiperactividad, la depresión, déficit de aprendizaje y la impulsividad. Además, existen indicios de que el comportamiento antisocial también es una predisposición hereditaria – factores como el uso de drogas durante el embarazo, dificultades en el parto, peso bajo en el nacimiento, daños cerebrales prenatales y lesiones en la cabeza también tienen una relación con el desarrollo del espectro antisocial.
Influencias externas, como juegos y programas de televisión con mucha violencia, también pueden contribuir al desarrollo del comportamiento antisocial, así como la convivencia con personas agresivas. Cuando las características de violencia y hostilidad aparecen con frecuencia, es necesario dar un seguimiento médico y terapéutico, pues es perfectamente posible tratar estos casos.
Entre más tiempo predominan estos patrones del comportamiento, más persistentes se vuelven, por eso es realmente importante buscar asistencia médica, mucho mejor si se hace durante la infancia o adolescencia, aunque nunca es demasiado tarde para buscar ayuda.
Fuentes consultadas: Policía del Reino Unido, Medicinenet.
El artículo 9 comportamientos que indican que eres antisocial fue publicado en Marcianos.
La entrada 9 comportamientos que indican que eres antisocial aparece primero en http://ift.tt/2bbN7zM
0 comentarios:
Publicar un comentario