Hace casi un año, una estrella hasta entonces desconocida se convirtió en el centro de atención de incontables astrónomos apasionados del espacio, la llamaron KIC 8462852 y posteriormente fue bautizada como Tabby. La peculiar fama del astro despegó cuando un grupo de investigadores afirmó que podría tratarse de una megaestructura extraterrestre.
No es que la observación de la estrella haya resultado en una revelación de señales extraterrestres, sino que su muy extraña forma de brillar sigue sembrando el interés entre los investigadores. La verdad es que desde entonces las cosas no han hecho más que ponerse extrañas.
El pasado viernes el astrónomo Ben Montet, del Instituto de Tecnología de California, publicó un trabajo en arXiv, un archivo de trabajos científicos, antes siquiera de que haya pasado por el escrutinio de algunas revistas científicas de renombre. El trabajo también está firmado por Joshua Simon, del Instituto Carnegie. Este par describió los resultados de un análisis fotométrico de la estrella.
Al analizar las imágenes obtenidas por la sonda Kepler, ambos encontraron que el brillo de la estrella disminuye en determinados momentos hasta una quinta parte y que su flujo energético total ha venido decreciendo en los últimos cuatro años.
Tras los primeros mil días de observación, la luminosidad de la estrella cayó en torno a un 0.34% anual. En los 200 días siguientes, el promedio de descenso en la luminosidad se aceleró a un 2% antes de estabilizarse. De forma general, la estrella se hizo un 3% menos luminosa en los cuatro años que la sonda Kepler la observó – podría no parecerlo, pero se trata de un cambio dramático. Los astrónomos han observado otro medio millar de estrellas a su alrededor y no han descubierto un comportamiento parecido.
“La parte que más me sorprende fue lo rápido y no-lineal que sucedió. Invertimos mucho tiempo intentando convencernos de que esto no era real. No lo logramos”, aseguró Montet.
La estrella que se apaga muy rápido.
A comienzos de 2016 otro investigador llamado Bradley Schaefer, de la Universidad del Estado de Luisiana, también observó el fenómeno analizando fotos antiguas del espacio, algunas provenientes del siglo XIX. Notó que en el último siglo la luz total liberada por la estrella ha disminuido en un 19%. Apenas su trabajo se hizo público, otros astrónomos argumentaron que sus conclusiones estaban mal pues los datos no eran precisos.
Esta polémica llevó a Montet a observar el comportamiento de la estrella a largo plazo, pero desde una perspectiva distinta. “Nos dimos cuenta que para resolverlo necesitábamos la base de datos de alta precisión más antigua posible. Kepler fue la segunda opción”, explica. El cambio observado por Montet fue dos veces más rápido que lo concluido por Schaefer, pero no cree que el otro trabajo esté mal. “Son diferentes, pero no necesariamente inconsistentes”, dice.
Mejores imágenes de la estrella.
Evidentemente no develaremos este misterio hasta que logremos obtener mejores imágenes de la estrella. Y precisamente esto es lo que pretende lograr Tabby Boyajian, la astrónoma que descubrió la estrella.
Logró obtener el financiamiento suficiente para utilizar la Red Global de Telescopios del Observatorio Las Cumbres en una campaña de crowdfunding. Boyajian observará la estrella durante un año entero para intentar capturar el preciso momento en que la estrella varía su luminosidad. Si esto sucede, otros telescopios alrededor del mundo estarán listos para entrar en acción.
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