Estás completamente solo en un sitio. De repente, tienes la sensación de que alguien (o algo) te está observando. ¿Una experiencia escalofriante, verdad? Entonces, debes saber que esta “percepción especial” ha venido intrigando a la ciencia desde hace más de un siglo, el primer estudio sobre la sensación de estar siendo observado data del año 1896.
Desde entonces, sabemos que este fenómeno afecta al 94% de los humanos. ¿Pero, por qué sucede?
Como muchos deben haberlo pensado, se trata de un rasgo evolutivo. La vista es sumamente importante para que una especie como la nuestra sobreviva. Imagina aquellas épocas en que los humanos aún eran nómadas, en esos recorridos atravesaban zonas geográficas complicadas como bosques y pantanos totalmente a merced de los animales salvajes, sentir el acecho de un depredador podría significar la diferencia entre morir o vivir.
La vista también tiene otras funciones que promovieron bastante la evolución del humano como un ser social. Nos ayuda a mantener conversaciones, a reconocer los peligros en las relaciones sociales (¿estás viendo la mirada de tu jefe o de un compañero?), a determinar si alguien es confiable o no e incluso a enamorarnos (y en consecuencia, a elegir un compañero con el cual procrear).
Además de las evolutivas, hay otras explicaciones para este fenómeno. Un estudio conducido por el Instituto Nacional de Salud, en los Estados Unidos, reveló que los seres humanos cuentan con una red neuronal especializada en reconocer y sentir las miradas, ya sea de animales o de otras personas. Básicamente, esta red es un detector que activa una alarma cerebral cuando percibe que alguien (o algo) nos está observado.
Este “detector” de miradas parece ser innato: otra investigación realizada en Cambridge, encontró que los recién nacidos de tan solo cinco días prefieren rostros que los encaran fijamente a rostros que observan otras cosas, otra vez es culpa de la evolución.
Lo curioso es que, casi siempre, esa sensación de que alguien te está observando no es más que un truco de la mente. La lógica del cerebro se rige por la máxima de que es mejor prevenir que lamentar. Es decir, mejor haz el papel de tonto paranoico intentado encontrar un observador desconocido en medio de la multitud para no terminar herido, por mencionar un ejemplo.
Pero aunque la sensación de estar siendo observado sea un tema viejo para la ciencia, comprenderlo del todo todavía es muy difícil para los científicos. Esto porque simular el efecto de estar siendo observado en una investigación es casi imposible: cuando los propios científicos actúan como observadores anónimos, parece que las “víctimas” logran detectar mejor la mirada que cuando los observadores también participan en el estudio.
Por eso, aunque tengamos una serie de explicaciones evolutivas y biológicas para el fenómeno, sigue siendo un misterio para la ciencia.
El artículo ¿Cómo explica la ciencia la sensación de que alguien te observa? fue publicado en Marcianos.
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