Hace mucho tiempo, en una galaxia no muy lejana e incluso aquí, en nuestro planeta, habitó un ser sumamente parecido a uno de los monstruos más aterrorizantes de Star Wars: el Sarlacc. Ya sabes, ese ser de hocico gigantesco repleto de dientes que aparece en el medio del desierto en Episodio VI – El retorno del Jedi, y que casi termina almorzándose a Luke y su pandilla.
Por increíble que parezca, este ser no es exclusivo de la imaginación de George Lucas, y realmente habitó en la Tierra hace unos 520 millones de años. Lo más curioso es que fueron los mismos científicos responsables del descubrimiento los que notaron las semejanzas. Es decir, hay nerds en todos lados.
Conocido por el nombre de Pambdelurion whittingtoni, este animal era un feroz depredador del Cámbrico, unos 190 millones de años antes que los dinosaurios reinaran en el planeta. Pariente de lo que actualmente conocemos como artrópodos (un grupo que incluye a insectos y crustáceos), este depredador tenía su hábitat en las profundidades del océano, más o menos como Sarlacc que vivía pegado al suelo del planeta Tatooine: en él solo podía distinguirse una boca gigantesca, repleta de dientes y once tentáculos. Así como el monstruo de Star Wars, el resto del Pambdelurion (sus tentáculos y sistema digestivo) se mantenía enterrado bajo la arena.
El Pambdelurion se conoce desde hace varias décadas entre los paleontólogos, pero hasta hace poco un estudio de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, logró determinar el tipo de boca que poseía partiendo del análisis de cientos de restos fósiles encontrados en Groenlandia. En un apunte sobre la investigación, el Dr. Jakob Vinther, líder del estudio, dijo que “la boca es una imagen perfecta del Sarlacc de Star Wars”.
Y el paleontólogo no fantaseaba: su boca era igual a la de Sarlacc. Se encontraba estructurada por una serie de círculos paralelos, cada uno delimitado por una hilera de afilados dientes, como si se tratara de una trituradora gigante. Como el monstruo de la ciencia ficción, el Pambdelurion tenía una habilidad escalofriante: usaba sus dos tentáculos delanteros, los que se encontraban más cerca de la boca, para atrapar presas desprevenidas y arrastrarlas directo a sus dientes. Por suerte, en esa época aún no existían seres humanos que cayeran en la trampa.
¿Qué wea… aiudaaaaa?
Sin embargo, el “Sarlacc de la vida real” no era tan enorme como el de Star Wars: mientras que el de la película parece tener como mínimo 10 metros de largo, los encontrados en Groenlandia sugieren que apenas alcanzaban los 55 cm. Otros, localizados en China, tenían hasta 2 metros. No parece demasiado, pero en esa época eran enormes: son los seres más grandes del periodo Cámbrico conocidos hasta la fecha.
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