Cuando se piensa en el ateísmo, una de las primeras reacciones que surgen en las personas tiene que ver con la muerte (o con el temor a una condenación eterna en el infierno). Un nuevo estudio encabezado por Corey Cook, un psicólogo de la Universidad de Washington, arroja un poco de claridad sobre este tema tan escabroso.
Cook empieza estableciendo una hipótesis conocida como “Teoría de la Gestión del Terror” que, a grandes rasgos, postula que la simple conciencia sobre la muerte puede provocar terror en las personas, pero este miedo se ve atenuado por un sentido cultural de que cada uno de nosotros es una parte significativa del universo. Así, el anti-ateísmo forma parte de la “amenaza existencial representada por creencias conflictivas sobre la visión del mundo”.
“Lo que descubrimos fue que, cuando los participantes pensaban sobre el ateísmo, realmente se presentaba una preocupación respecto a la muerte en la misma medida que cuando se piensa sobre la muerte propia”, dijo Cook.
Los experimentos.
La investigación se enfocó en la parte inconsciente de considerar a la muerte. Los investigadores realizaron dos diferentes experimentos en los que participaron estudiantes del College of State Island, elegido en parte por la diversidad que constituye a la población estudiantil.
En el primer experimento, integrado con 233 alumnos (172 de los cuales eran mujeres y 64 hombres, la mayoría cristianos), se invitó a los participantes a escribir “lo que creían que sucedería físicamente cuando murieran” y, después, a describir las emociones que el pensamiento de su propia muerte despertaba en ellos.
A continuación, también respondieron cuáles eran sus sentimientos sobre los ateos, incluyendo una clasificación sobre su confiabilidad.
El segundo experimento solicitó que 174 alumnos describieran las emociones que sentían sobre su propia muerte o “anota, de la forma más específica posible, lo que el ateísmo significa para ti”. Después, estos alumnos del segundo experimento completaron un conjunto de fragmentos de palabras, que podían responderse con palabras neutrales (por ejemplo, “skill” que significa “habilidad”) o con palabras relacionadas a la muerte (“skull” que significa “cráneo”).
Ateísmo y vida después de la muerte.
Estos experimentos de Cook fueron más específicos que simplemente hablar sobre la muerte. De acuerdo con la Teoría de la Administración del Terror, pensar en esto (en la muerte) hace que las personas empiecen a preocuparse por aquellos que apoyan o no su visión del mundo, poniéndose en contra de los que tienen creencias diferentes. Es algo inconsciente: no te das cuenta que tal cosa importa más de lo que importaba unos minutos antes.
Curiosamente, los ateos en el estudio no fueron inmunes a este fenómeno. Ellos también se enfrentan a la idea de lo que sucederá con ellos – así, el ateísmo incrementa los pensamientos sobre la muerte incluso para los propios ateos.
Según se concluye en el estudio de Cook, todavía existe una postura defensiva en torno a la noción secular de que la muerte es el final. Muchas personas desean una vida después de la muerte, de ahí su repulsión al ateísmo.
El artículo Porqué el ateísmo aterra a los creyentes fue publicado en Marcianos.
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