Rick y Morty llegó hasta mí por pura casualidad, gracias a una recomendación del algoritmo de Netflix (sí, a veces funciona). Sinceramente no esperaba mucho, pero en los primeros minutos me di cuenta que había descubierto una auténtica maravilla y me enganché.
Publicidad de Adult Swim en el edificio Flatiron en Nueva York para promocionar “Rick y Morty”.
Las series siempre tienen un momento “clave”, ese instante donde te das cuenta que hay algo malo o, mucho mejor, algo que funciona muy bien. Con Ricky y Morty esto sucede a lo largo de toda la primera temporada. Sin duda alguna se trata de una serie con abundantes episodios de comicidad. Es la clase de humor que muchas veces te deja con la boca abierta y pensando “eso es genial”.
Todos los personajes tienen relevancia.
Pero va mucho más allá de lo cómico, a medida que los episodios avanzan y vas creando afinidad con cada uno de los personajes, el guion tiene cuidado de explorar pequeñas matices de cada uno, incluso los padres de Morty, que en cualquier serie hubieran quedado relegados a un mero soporte, aquí se les da profundidad y la historia de la pareja fácilmente podría servir para organizar un drama de varios episodios.
Y hay mucho más: Ricky y Morty utiliza su formato con cierta genialidad, y en algunos momentos se atreve a pasar los límites que muchos temen: los de la osadía. Un buen ejemplo de esta valentía en hacer algo diferente quedó de manifiesto en el episodio 8 de la temporada 1 titulado “Rixty Minutes”, donde Rick instala un receptor interdimensional que les permite acceder a una extraña programación en la televisión.
Temas delicados tratados con humor.
Puede parecer chistoso, pero la trama de este episodio es una profunda reflexión sobre las elecciones y sus consecuencias. Lo anterior queda ejemplificado con el matrimonio de Beth y Jerry que vive un dilema demasiado común: una pareja que terminó casándose muy joven a causa de un embarazo no deseado.
En aquellos canales de televisión de otras dimensiones, Beth y Jerry tienen la posibilidad de echar un vistazo a cómo hubiera sido su vida si no hubieran concebido a su hija, lo más impresionante es que la serie lleva este drama por un camino de comedia loca y ciencia ficción sin que en ningún momento le falte el respeto al espectador, que podría atravesar la misma situación.
Rick y Morty aborda temas importantes con humor, y esto es vital para que la serie sea buena. Además, también tiene en cuenta al público joven que consume la serie, una decisión muy acertada por parte de los creadores.
Nada puede resultar más interesante que una serie que decide a hacer las cosas diferentes, ya sea para un tema cotidiano o para algo totalmente experimental. Y no cabe duda que Rick y Morty logran esto a lo largo de las dos primeras temporadas. Además, otro punto positivo es que tiene un merchandising “krakenesco“, además de las típicas tazas y camisetas cuentan con juegos de mesa temáticos creados a partir de episodios de la serie.
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