¿Has escuchado sobre el término “sapiosexual”? ¿Es una nueva moda, una forma de orientación sexual en ascenso o una identidad de género sobre la que todavía no tienes información? Estrictamente hablando, la sapiosexualidad es mucho más simple que todo lo antes mencionado. Se define como sapiosexual a todo aquel hombre o mujer que garantiza sentirse atraído sexualmente por la inteligencia de otra persona.
Sí, evidentemente todos valoramos la inteligencia en aquella persona de la que nos enamoramos. Después de todo, desde un punto de vista evolutivo no tendría sentido sentirse atraído por una persona menos capaz en la comunidad de homínidos que nos rodea – el tamaño de nuestro cerebro es una prueba de que la selección natural y sexual favoreció a los más inteligentes.
Atracción por la inteligencia.
Pero, para considerarte sapiosexual tendrías que ir mucho más lejos. Para una persona que se define como tal, la inteligencia se convierte en el disparador principal – atención – en términos de excitación sexual por encima incluso de los atributos físicos. Es encenderse, muy literalmente, ante la inteligencia ajena. Con el término tan en boga han aparecido aplicaciones, como Sapio, que promueven encuentros exclusivamente entre esta clase de usuarios.
Como es de esperarse, siempre que aparece un fenómeno extraño hay un estudio científico que intenta escudriñarlo. Al menos una publicación científica detalla algunas características de los sapiosexuales: ¿quiénes son, cómo funcionan, cómo son, realmente existen?
Se trata de una investigación realizada en Australia donde a través de unas preguntas, el Cuestionario de la Sapiosexualidad (o SapioQ), se mide con seguridad el nivel de atracción sexual que una persona tiene exclusivamente por el intelecto de otra. En la prueba, los participantes tenían que aceptar o rechazar frases como “escuchar hablar a alguien de forma extremadamente inteligente me excita sexualmente”.
La gran mayoría de personas que respondió el cuestionario no obtuvo puntuaciones muy altas (que iban del 1 al 5), ni en el SapioQ ni en otras pruebas de atracción sexual e inteligencia realizadas en el estudio. Para estos individuos, otros factores tenían una influencia superior cuando se trataba de la atracción sexual.
Más inteligente no significa más atractivo.
¿Era algo esperado, no? Solamente el 8% de los participantes obtuvo una puntuación superior a 4 – un indicio de que, efectivamente, algunas personas son sexualmente atraídas por la inteligencia.
Pero vayamos despacio. Los investigadores elaboraron una hipótesis: si esta relación de inteligencia-excitación realmente se aplica, por lógica mientras más inteligente sea alguien, más atractivo parecerá ante un sapiosexual, ¿verdad?
Pues no. En la investigación se probó la forma en que la atracción sexual variaba según el IQ de una pareja hipotética. Al inicio, todo fue según lo esperado: las personas realmente mostraban más atracción por alguien con un IQ promedio que por alguien con un IQ entre el 25% de los más bajos en la población.
Y la atracción sexual aumentaba a medida que el IQ subía, hasta que se llegó a un IQ de 120 (superior que el 90% de la población). Aquí la atracción sexual sufrió una caída abrupta. Las personas iban sintiéndose progresivamente menos atraídas a medida que el IQ superaba los 120. El 10% de las personas con los IQs más altos entre la población era considerado mucho menos atractivo que sus colegas menos favorecidos mentalmente.
Entre ese 8% que habían resultado como sapiosexuales de acuerdo con SapioQ, se observó una caída menos pronunciada, pero todavía presente. Uno de los probables culpables es el estereotipo de genio sin habilidades sociales como Sheldon, uno de los personajes principales en la serie Big Bang Theory.
La inteligencia no lo es todo para el “sapiosexual”.
Aunque el estudio no concluye de forma categórica que el sapiosexual no existe, menciona que es muy probable que otros factores no intelectuales resulten influyentes en la atracción, en cualquier escenario posible.
Además, es importante recordar que independientemente de la atracción que sientes por la inteligencia esto no depende de tus propias habilidades intelectuales: tanto aquellas personas evaluadas como menos o más inteligentes que el promedio tenían la misma probabilidad de sentirse atraídos por personas intelectuales (dentro del límite de los 120 puntos de IQ).
La única diferencia es que las personas más inteligentes poseían una aversión sexual a las personas de bajo IQ. ¡Qué bonito!
Por eso, ser un sapiosexual no te vuelve más inteligente que el promedio. Como mucho, simplemente te hace un poco más prepotente. Y la inteligencia sólo resulta atractiva hasta cierto límite.
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El artículo ¿Cómo se define un sapiosexual? fue publicado en Marcianos.
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