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Las referencias al diluvio universal aparecen en prácticamente todas las culturas y escrituras sagradas del planeta, generalmente abordadas como una leyenda, pero que a últimas fechas ha venido cobrando fuerza entre los investigadores como un suceso con fundamentos reales que tuvo lugar en una época determinada.
El diluvio habría sido una inundación nunca antes vista que arrasó con todo el planeta, o por lo menos con una parte considerable de este, tras un intenso periodo de lluvia. En nuestros días la Biblia es la principal fuente sobre este hecho. La veracidad sobre el diluvio no fue puesta a prueba sino hasta el siglo XVIII cuando los ilustrados empezaron a poner en tela de juicio las sagradas escrituras.
Sin embargo, en la actualidad se han suscitado muchas discusiones sobre el mito.
Una parte de los investigadores se inclina por la versión de que un fenómeno de proporciones nunca antes vistas en la Tierra y de carácter universal, pudo haber ocurrido en algún punto de la antigüedad, impresionando de igual forma a civilizaciones muy distantes. Estas comunidades habrían registrado en sus mitos y textos sagrados el incidente. En más de una narración es posible saber de la construcción de una inmensa embarcación, parecida al arca de madera descrita en la Biblia.
Civilizaciones sin contacto entre sí, como los incas, chibchas y mayas de Sudamérica y Centroamérica, la civilización egipcia, los nativos de Norteamérica y los habitantes de la Micronesia hacen referencia al diluvio con términos tan parecidos que resulta complicado no tomar en cuenta la posibilidad de que el gran cataclismo realmente haya ocurrido, afectando al planeta en su totalidad y dejando una marca permanente en las culturas que lo atestiguaron.
En algunos casos, el parecido entre los relatos – incluida la presencia de una embarcación y de un hombre que guía a los supervivientes – resulta desconcertante. Para algunos, es una prueba en pro de la teoría que sugiere que el cataclismo tuvo lugar en una civilización ancestral, de edad indeterminada, a partir de la cual se originó toda la humanidad.
Con la dispersión de los pueblos a partir de esta primera civilización, que para algunos fue la legendaria Atlántida, la narración de la catástrofe se esparció por todo el mundo, sufriendo ligeras modificaciones según el desarrollo de cada civilización. En la narración bíblica, el diluvio tuvo lugar en una época en que los gigantes andaban sobre la Tierra, cuando los hijos de Dios empezaron a unirse a los hijos de los hombres. Entonces, Dios habría decidido exterminar a toda la humanidad con excepción de algunos pocos elegidos que tendrían como misión repoblar el planeta tras la catástrofe.
Curiosamente, incluso antes de que la historia fuera plasmada en la Biblia, ya formaba parte de los mitos de Mesopotamia y, como en otros lugares del planeta, ese mito también habla de un hombre, Umnapishtim, a quien se le ordenó construir una embarcación para escapar de la inundación. Este nombre parece una variación de Uta-Napistim, que está presente en la epopeya de Gilgamesh como el ser que construye un arca para escapar del diluvio, también causado por la furia de los dioses como una forma de castigar a los hombres, y que se extendió durante seis días y seis noches.
En Rigveda, el texto más antiguo de la India, es Manu quien se encarga de la construcción del arca, escapa del diluvio y hace que la embarcación se asiente sobre la cima de una montaña, como Noé lo habría hecho en el Monte Ararat. En Grecia, Zeus destruyó el mundo con un diluvio, pues los hombres se habían corrompido. Deucalión habría sido el elegido para salvar a los humanos de la absoluta extinción. En la Polinesia, la leyenda da cuenta de una pelea entre los hermanos Rangi y Papa – padres de los hombres – que dio origen a pesadas nubes y huracanes que devastaron a la Tierra. Entre las naciones sioux de Norteamérica también se cuenta la historia de un viejo llamado Coyote, al que le advirtieron de la inundación y construyó un gran barco para escapar. También encalló en la cima de una montaña. Los mayas contaban relatos sobre la destrucción del mundo por el fuego y por el agua, y los incas no se quedaban atrás asegurando que tras el diluvio causado por la furia de los dioses, la misma Tierra habría cambiado de forma y muchas naciones se habrían sumergido.
Entre los incas y otros pueblos de Sudamérica, el diluvio pasó a ser conocido como Uno Pachacuti, y se consideraba un castigo que asoló al mundo a causa de las maldades que se cometían por los hombres. Algunas variaciones de la leyenda afirman que una vez que las aguas bajaron, Viracocha regresó a la Tierra para empezar una nueva humanidad. Generalmente, la versión más aceptada para esta leyenda incluye un posible deshielo en la región del Lago Titicaca, donde floreció la civilización que edificó Tiahuanaco. Otra vez en la leyenda inca, un pastor y su familia lograron sobrevivir a la inundación escalando la montaña Ancasmarca, donde se ocultaron durante seis días.
Un texto atribuido a un escriba egipcio, que habría examinado antiguos documentos de Egipto narrando la historia hasta aproximadamente 10 mil años en el pasado, afirma que no solo uno, sino varios diluvios universales barrieron el planeta y que en cada uno de ellos la civilización casi fue destruida.
Muchos investigadores aceptan la posibilidad de que el relato en la Biblia no sea el original, sino que se inspiró en relatos más viejos compilados en la región de Medio Oriente y Asia, pero esto no es explicación suficiente para la coincidencia con los relatos de otros pueblos con los que no existía el más mínimo contacto.
La teoría de Hans Horbinger sobre la Cosmogonía Glacial también pretende explicar el diluvio desde un punto de vista científico, con la aproximación de la Luna presa por el campo gravitatorio de la Tierra. La fecha más citada como aquella en la que tuvo lugar el diluvio se ubica entre el 10,000 y el 12,000 a.C.
Muchos arqueólogos compartían la idea de que el diluvio fue un fenómeno particular de Mesopotamia, una teoría que empezó a ganar forma con los descubrimientos de Sir Charles Leonard Wooley, entre 1926 y 1929, cuando escavó la ruinas de la ciudad sumeria de Ur. Estudiando las capas de lodo y las marcas dejadas en los sedimentos rocosos, descubrió que una inundación había cubierto una vasta región en el pasado. Estudios más recientes aseguran que una inundación de grandes proporciones también habría alcanzado la región del Mar Negro y que probablemente se debió a un terremoto que cambió la forma del mar desplazando un gran volumen de agua.
Sin embargo, la mayoría de los científicos tienden a no considerar la narración de la Biblia que afirma que el arca de Noé encalló en la cima del Monte Ararat a unos 5 mil metros de altura.
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