De la misma forma en que se estudia filosofía, artes y ciencias humanas, deberíamos aprender cine en las escuelas. Y no desde un punto de vista técnico, buscando la formación de directores, guionistas, fotógrafos o productores. Aprender a elaborar un argumento, fabricar un story-board, escribir y depurar un guion, conocer los diversos movimientos de la cámara y orientar a los actores son enseñanzas que competen exclusivamente a las universidades, cursos técnicos y libros especializados en el tema.
Creo que deberíamos aprender cine desde un punto de vista teórico e intelectual. Aprender cine como una disciplina intermedia, es decir, una disciplina que engloba más de un área. El cine es arte, comunicación y tecnología en uno solo. Para algunos filósofos, el cine también es filosofía. Desde su punto de vista, cine y filosofía deberían ser estudiados por todas las personas por tratarse de formas importantes de hacer pensar. Algunos van un poco más allá al afirmar que el cine hace pensar de forma afectiva.
Desafortunadamente, la mayoría cree que el cine no pasa de un simple pasatiempo, una forma de entretenimiento más. Muchas películas están hechas con el único objetivo de divertir y no existe problema en eso. ¿Quién no disfruta ver una película para emocionarse o sentir miedo?
Sin embargo, el cine tiene múltiples funciones. Además de divertir, el cine nos lleva a la catarsis, informa, educa, concientiza, provoca reflexiones, esparce conocimiento y estimula el conocimiento de uno mismo. A través del cine aprendemos sobre múltiples culturas, nos enfrentamos a temas tabú, repensamos nuestros valores, construimos y destruimos conceptos, cuestionamos el poder instalado en las estructuras de diversos ámbitos. El cine permea todos los ámbitos de la sociedad y del ser humano, revela estructuras injustas de poder instaladas tanto en esferas públicas como privadas, mostrándonos el mundo que podría existir, proponiendo un cambio o una nueva perspectiva para el mundo existente.
A diferencia de lo que la mayoría de las personas cree, el cine no es un arte menor o menos profunda que la literatura, por ejemplo. Cada arte tiene su respectivo valor e importancia. Cada arte posee sus puntos fuertes y el apreciar más leer un libro que ver una película o viceversa podría considerarse una cuestión de gustos. En todas las artes podemos encontrar variados ejemplos de obras superficiales, medianas o profundas.
Si la exploración psicológica es el punto fuerte de la literatura, el punto fuerte de la música es despertar rápidamente emociones notables, incluso pudiendo cambiar el estado de ánimo de quien la escucha. Las artes plásticas también promueven reacciones inmediatas, sin decir palabra alguna, que pueden ser comprendidas más allá de las barreras lingüísticas.
Todas las artes pueden interferir en el lenguaje de las otras y el tema de la edad no debería considerarse un requisito para definir una jerarquía entre las mismas. La fotografía terminó inspirando corrientes como el impresionismo y liberó a los pintores de tener que retratar la realidad. La literatura interfirió en el lenguaje del cine, pero el séptimo arte también promueve cambios en la literatura contemporánea, proporcionando a la misma una mirada más íntima y fragmentada.
Las novelas que se transmiten en la televisión son la continuación de aquellas novelas de la radio que nacieron en pequeños folletos y columnas de periódico. En las novelas se mezclan elementos narrativos y estéticos tanto del cine como del teatro.
Si el cine fuera visto como una vía de conocimiento y autoconocimiento, como un medio para reevaluar nuestros valores, romper tabúes y prejuicios y reorganizar las estructuras del pensamiento, podría significar un medio para grandes transformaciones individuales y colectivas. Se conoce bien que el cine es capaz de promover grandes cambios a largo plazo. Otras artes también pueden hacernos reflexionar y revisar nuestros valores, como el teatro y la literatura. Pero el cine implica una cuestión sensorial que extrapola el intelecto abstracto y alcanza los sentidos, promoviendo rápidamente sensaciones de ira, piedad, simpatía, aceptación o rechazo de forma muy visceral.
Si el hábito de la lectura es una excelente forma de entrenar la concentración y la imaginación, el cine trabaja otro tipo de creatividad. Si la literatura parte de lo abstracto a esas imágenes que formamos en nuestra mente, el cine toma el otro sentido del camino. Parte de la imagen a lo abstracto, a los conceptos, a las ideas.
Pero si nos limitamos a ver películas solo para pasar el tiempo o para reforzar las visiones prejuiciosas y estereotipadas del mundo, lo que podría significar un remedio para la exclusión, el etnocentrismo y la violencia podría convertirse en un agravante más para una sociedad pautada por las ideas hedonistas e inmediatistas de nuestra cultura materialista.
Películas como Fight Club cuestionan los valores de la sociedad consumista. Películas como American Beauty y Little Miss Sunshine, el estilo de vida americano. Películas como El club de los poetas muertos, La sonrisa de Mona Lisa y Freedom Writers, el papel arbitrario del profesor. Películas como El inquilino y Black Swan, la mente de alguien que padece esquizofrenia. Películas como Bitter Moon y Terciopelo azul, el sufrimiento generado por las perversiones. Películas como Belle de jour y Sólo un sueño, el otro lado del matrimonio. Películas como Gritos y susurros y El silencio, las tinieblas de una familia. Películas como Niña bonita, El soplo al corazón, The Fire Within y Damage el lado sensible de los temas tabú. Películas como El carnicero y En tus manos, el lado humano de los psicópatas. Los ejemplos de la forma en que una película puede evocar temas y mostrar culturas y personalidades son extremadamente amplios y complejos.
En conclusión: deberíamos tener un docente que hablara y mostrara películas capaces de hacer que niños y adolescentes piensen de forma afectiva, con el fin de que una vez que alcancen la adultez se desempeñen como seres sociales más lúcidos en el sentido ético, moral, estético y psicológico, con una mayor capacidad para hacer elecciones consientes y consistentes.
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