La lógica apunta a que buena parte de Occidente hubiera heredado cualquiera que fuera la religión predominante en el Imperio Romano. Según el historiador italiano Arnaldo Momigliano, que trabajó en esta teoría durante buena parte de su vida, esta religión habría sido el mitraísmo, una doctrina politeísta con fuertes rasgos helenísticos que apareció hace unos dos mil años en Persia.
Se diseminó entre los romanos entre los siglos I y IV al punto de que el emperador Aureliano (214-275) era uno de sus seguidores. Y no llegó más lejos simplemente porque fue prohibida en el 391 por el emperador Teodosio I el Grande (347-395). Sin el catolicismo, otra religión que se habría diseminado con mucho éxito sería el Islam. Probablemente, la región donde actualmente se ubica gran parte de México le rezaría a Alá.
La expansión del mitraísmo y el Islam.
Durante los primeros cuatro siglos de nuestra era, el mitraísmo contaba con adeptos desde la zona donde actualmente se ubica Inglaterra, hasta el norte de África y la actual región de Israel. Su dios principal es Mitra, que habría nacido de una roca y realizado el sacrificio de un toro como ofrenda al dios Sol. En un mundo sin catolicismo, ese mismo ritual seguiría practicándose por los sacerdotes (que seguirían siendo llamados “padres” gracias a la influencia del latín) reunidos con los fieles en un templo sin ventanas.
Durante el Medioevo, Europa estaba dividida en feudos aislados, cuyo único punto en común era la fe católica. Gracias a esto Francia e Inglaterra unieron fuerzas para expulsar a los musulmanes de la península Ibérica, por mencionar un ejemplo. La Europa del mitraísmo estaría menos unida y sería más tolerante, lo que hubiera permitido que el Islam se diseminara en el sur del continente.
En torno al final del primer milenio, Europa estaría claramente dividida en norte y sur. Los pueblos bárbaros del norte, debido a sus creencias politeístas, se identificarían con el mitraísmo. Así, se integrarían a la religión mucho más rápido de lo que tardaron con el cristianismo. En estos sitios la influencia romana se mantendría, sobre todo en áreas como la arquitectura y la aplicación de la justicia.
Las dos religiones en América.
La ocupación del continente americano habría tenido lugar mucho antes. Los vikingos, que llegarían a Canadá en torno al siglo X, se habrían establecido, y Norteamérica habría sido colonizada por mitraístas. Hasta nuestros días, las grandes metrópolis tendrían descendientes de sus tribus originales. En estos lugares habría un gran estímulo sobre las ciencias humanas y el arte, las pinturas harían referencia a los dioses del mitraísmo.
Con el arribo de los mitraístas a Norteamérica y sin ese largo periodo de la acomodación política europea de la Edad Media, los seguidores del Islam habrían cruzado el Atlántico para ocupar Centroamérica y Sudamérica. Ellos sí habrían hecho más énfasis en la conversión inmediata de los nativos, en mayor grado incluso que los colonizadores españoles y portugueses del catolicismo.
Desde el punto de vista de David Ulansey, profesor de historia de la religión de la Universidad de Princeton, los politeístas tienden a mostrarse más abiertos con otras culturas. Por donde pasaran, los mitraístas probablemente hubieran permitido otras religiones siempre y cuando incluyeran a sus dioses en el panteón. Solo se mostrarían agresivos con los monoteístas, lo que avivaría las llamas del conflicto con el sur islámico. Y, aunque fuera más tolerante con otras culturas, el mitraísmo no le daría espacio a la mujer.
Un México islámico.
Convertido al islam, México probablemente formaría parte de una gran nación con base en Centroamérica, dividida en califatos. Las mezquitas abundarían en todos lados, todos hablarían árabe, el mestizaje habría sido menor y a las mujeres jamás se les hubiera permitido pasear por las playas, ya no hablemos de hacerlo en traje de baño. Fiestas paganas aceptadas por el cristianismo, como el Carnaval, no existirían.
En la historia real, gran parte de las civilizaciones islámicas fueron avanzadas en medicina, con importantes centros de tratamiento e investigación. También destacaban en la ciencia militar y la exploración del petróleo. Diseminada por el mundo, la religión podría haberse desarrollado aún más. México sería más fuerte en lo que respecta a la tecnología y habría descubierto sus reservas de petróleo mucho tiempo antes. La fecha actual de nuestro calendario sería el 1437 en lugar de 2016.
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