Según la demonología, existen siete líderes en el infierno responsables por cada uno de los pecados capitales.
Belcebú.
En el remoto año de 1589, un teólogo y obispo alemán llamado Peter Binsfield asoció a cada uno de estos demonios con un pecado. Belcebú sería el responsable por la gula. Su imagen provino del dios de la fertilidad Baal, idolatrado por los cananeos, pero considerado un falso dios por la doctrina cristiana. Sin embargo, en una serie de textos de 1613 escritos por el inquisidor francés Sebastien Michaelis, se le considera el promotor del orgullo.
Mammón.
Este nombre proviene del arameo y significa “riqueza”. Y no por casualidad, Binsfield lo relacionó con la avaricia. Aparece en dos Evangelios, el de Lucas y Mateo. En este último es citado en un versículo (Mateo 6:24): “No puedes servir a Dios y a Mammón”, que generalmente es traducido como “No puedes servir a Dios y al dinero”. Michaelis no hizo mención de dicho personaje.
Azazel.
Binsfield argumentaba que este demonio lideraba a los ángeles caídos que sostenían relaciones sexuales con las mujeres mortales. Además, se le acusa de haber enseñado a los hombres a fabricar armas de guerra, por eso se le vincula con la ira. Michaelis tiene otro punto de vista: propone que este pecado es causado por el antiguo príncipe de los querubines, Baalberith, que transformaba a los hombres en asesinos.
Lucifer.
Según Binsfield, Lucifer es la personificación del orgullo, pues sería su soberbia ante Dios lo que terminaría provocando su desgracia. Según Michaelis, este también sería el líder de la “primera esfera” del infierno, reservada para antiguos querubines, serafines y tronos. Belcebú sería su brazo derecho y el segundo al mando en este lugar.
Asmodeus.
Es un espíritu maligno cuyo origen, de hecho, se remonta a la religión persa del zoroastrismo. El judaísmo lo absorbió en determinado momento y pasó a ser relacionado con Sodoma (la ciudad bíblica llena de atrocidades sexuales que fue destruida por la ira de Dios en el Viejo Testamento). De ahí su relación con la lujuria. También es un antiguo serafín.
Leviatán.
También un antiguo serafín, es uno de los demonios más poderosos, capaz de hacer que los hombres se conviertan en herejes. Habita en el fondo del mar, es mencionado en la Biblia y tiene varias representaciones: dragón marino, serpiente, ballena e incluso como un cocodrilo. Binsfield dice que promueve la envidia y conduce a la obsesión por los bienes materiales.
Belfegor.
Fue recuperado de la mitología asiria. Este demonio tendría una apariencia atlética, gran estatura y cuernos de cabra. Sus ingeniosos inventos proporcionan fácilmente riquezas a los hombres, haciéndolos víctimas de la pereza. En el análisis de Michaelis, este pecado sería provocado por otra criatura maligna, Astaroth, un antiguo miembro de la clase de tronos.
Para Michaelis, en la segunda esfera se encuentran los demonios que, un día, fueron virtudes, dominaciones y potestades. Entre ellos:
- Carreau: endurece el corazón de los hombres frente al amor.
- Carnivean: provocador de obscenidades.
- Belial: vuelve a las mujeres vanidosas.
- Oeillet: provoca violaciones a los votos de pobreza.
En la tercera esfera se encontrarían los ex principados, arcángeles y ángeles:
- Olivier: relacionado con la crueldad.
- Luvart: el causante de que los humanos adoren a otros dioses.
Referencias:
POBRE DIABLO: UNA BIOGRAFIA DE SATANAS – HENRY ANSGAR KELLY
Speak of the Devil, Eric Williams.
PUERTAS DEL INFIERNO, THE HISTORY CHANNEL
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