Sin duda alguna, el vestigio más famoso de la Antigua Roma es el Coliseo, que data del año 80 d.C. Además de ser escenario de batallas de gladiadores y “cacerías” de leones y criminales, aquí se llevaba a cabo la Naumaquia, espectáculos que transformaban los anfiteatros en piscinas para simular batallas navales, un evento que se llevó a cabo incluso en su inauguración por órdenes de Tito.
El ingreso al Coliseo también obliga a visitar el Foro Romano, erigido en el siglo I a.C. para aumentar el espacio público de la ciudad gobernada por César. Este antiguo centro comercial, político y religioso aún exhibe arcos, columnas de roca y otros vestigios de templos e iglesias.
Cerca se ubica el bien preservado Panteón de Roma, construido como un templo politeísta en el 27 d.C., y reconstruido por el emperador Adriano entre el 118 y 125 d.C., actualmente utilizado como iglesia católica. En la entrada, un conjunto de 16 columnas corintias sustentan un pórtico triangular. Ya en el interior, el óculo de la cúpula proporciona iluminación y ayuda al sustento del domo. El Panteón alberga los restos mortales del pintor renacentista Rafael Sanzio y de los monarcas Víctor Manuel II y Humberto I de Italia.
2 – Éfeso, Turquía.
En un hermoso y amplio sitio arqueológico que puede explorarse a partir de Kusadai, balneario turco en el mar Egeo, Éfeso combina reliquias de una época en que fue gobernada por griegos, persas, romanos, bizantinos y otomanos.
Échale un vistazo al Templo de Adriano, con un conjunto de siete casas decoradas con mosaicos y frescos, el anfiteatro con capacidad para 25 mil personas y la Biblioteca de Celso, construida a comienzos del siglo II.
3 – Volubilis, Marruecos.
En el año de 1988 el director de cine Martin Scorsese hizo famoso este lugar en la película La última tentación de Cristo. Es una zona con 42 hectáreas de mosaicos preciosos, estatuas y un muro impresionante con arcos que sirvió como tribunal en el siglo III.
Construido con la piedra local de Zerhoun, el Arco del Triunfo, inigualable para las fotografías, fue construido en el año 217 como un homenaje al emperador Caracalla.
4 – Cartago, Túnez.
Sobre las costas del Golfo de Túnez, en la capital del país, unas ruinas revelan algunas reminiscencias de una ciudad-Estado que llegó a ser conocida por el dominio comercial que ejerció en el norte de África y que, entre los siglos IX a.C. y XII d.C., pasó por una sucesión de gobernantes fenicios, romanos, árabes y germanos.
Los lugares más destacables son la acrópolis de Byrsa, donde es posible encontrar una catedral construida en 1890 dedicada a San Luis, los baños públicos bautizados con el nombre del emperador Antonino Pío, el teatro y el santuario del dios sol Baal Hammon. En el museo de Cartago se exponen objetos de la vida cotidiana en el pasado, como una jarra de cerámica, además de mosaicos, máscaras y dos sarcófagos de piedra que datan del siglo IV a.C.
5 – Pompeya, Italia.
Cuando fue sepultada por las cenizas del Vesubio en el 79 d.C., Pompeya tenía alrededor de 20 mil habitantes y era una zona donde se producía el vino y el aceite. Oculta durante 1,600 años, la ciudad fue descubierta por un agricultor a finales del siglo XVIII.
Hoy las casas, edificios públicos, acueductos, teatros, baños termales y otras construcciones están abiertas al público junto con los bellos frescos romanos y cuerpos humanos petrificados cuyas expresiones se mantuvieron intactas.
6 – Leptis Magna, Libia.
Poco visitada debido a la situación del país, se trata de una esplendorosa ciudad romana en los márgenes del mar Mediterráneo. La morada del emperador Septimio Severo fue abandonada tras la conquista árabe en el siglo VII y permaneció cubierta por la arena hasta que un grupo de colonizadores italianos la descubrió en la década de 1920.
Los arcos, las columnas, el anfiteatro, los templos y el foro están en excelentes condiciones.
7 – Bath, Inglaterra.
La ciudad de Bath, en Inglaterra, surgió en torno a la antigua Aquae Sulis, una ciudad romana erigida en el siglo I d.C. sobre tres fuentes termales, y que prácticamente dio origen a lo que hoy conocemos como spa, un sitio para relajarse y cuidar de la salud.
Una visita al complejo de los Baños Romanos permite apreciar una piscina milenaria con agua caliente a 46 °C y los vestigios de las saunas, de los vestidores y de un templo dedicado a la diosa Minerva.
El museo anexo informa y divierte: las proyecciones imaginan el día a día de los bañistas romanos y la temible figura esculpida de una gorgona, con serpientes entrelazadas en la cabeza, exhibe una animación que muestra cómo habría sido en la antigüedad.
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